El centeno es otro miembro de la familia del trigo y de la cebada, y probablemente el primer cereal cultivado en occidente. El grano del centeno se utiliza para hacer harina, en la industria de la alimentación y para la fabricación de cerveza y bebidas.

Su sistema radicular fasciculado es parecido al del trigo, aunque más desarrollado, lo que junto a su resistencia al frío, buena tolerancia a la acidez del suelo, explica su gran rusticidad.

Uno de los usos de este cereal es en la cocina. Su harina tiene bajo contenido en proteína en comparación con la de trigo, y contiene más proporción de fibras solubles y micronutrientes, especialmente vitaminas B. A pesar de que el menor contenido en proteínas dificulta el procesado, con ella se elaboran panes de centeno, muy consumidos en Europa del norte y del este. Desde el punto de vista de la inmunotoxicidad, la harina de centeno contiene, al igual que el trigo, un alto contenido en gluten tóxico, lo que no la hace apta para el consumo por enfermos celiacos.